¿Por qué nosotros no? Acción Ciudadana por la Salud y el cambio de la Ley Española de Tabaco

La Ley Antitabaco, un éxito en Italia

29/01/2010 abc.es

A pesar del escepticismo inicial, la Ley Antitabaco ha demostrado ser un rotundo éxito de civismo en Italia, un país donde en otro tipo de obligaciones reina la anarquía.

En enero de 2005, entró en vigor la ley anti-tabaco del ministro de Sanidad de entonces Girolamo Sirchia, que prohíbe fumar en los locales públicos con multas para los que la incumplan que van de los 27,5 euros (39 dólares) hasta los 275 (388 dólares), y el doble si el cigarrillo se enciende en presencia de niños o mujeres embarazadas.

También obliga a los propietarios de bares y comerciantes a denunciar a los infractores, bajo la amenaza de sanciones de hasta 2.200 euros (3.109 dólares) si no lo hacen.

Se permite fumar sólo en los locales amplios que tengan salas especialmente acondicionadas, separadas mediante tabiques en todos sus lados, con una puerta de cierre automático y ventilación.

La ley, que en un primer momento había desatado la incredulidad de su cumplimiento entre los italianos, es un éxito de civismo en un país donde en otro tipo de obligaciones reina la ...

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... anarquía.

Los obstinados fumadores se han acostumbrado con rapidez a no fumar en los locales y es habitual que entre plato y plato, si apetece un cigarrillo, salgan a la calle a disfrutar del vicio sea verano o invierno.

También a la puerta de los locales se pueden ver decenas de jóvenes que encienden sus cigarrillos entre una copa u otra, sin que desaten duras protestas entre los amantes del tabaco o los restauradores.

El ex ministro de Sanidad desvela que si al inicio los propietarios de los restaurantes temieron perder clientes, "después han descubierto que la norma acerca a sus locales a clientes nuevos como personas con problemas de corazón, asmáticos...".

En cuestión de estadísticas, la ley anti-tabaco celebra su quinto cumpleaños entre luces y sombras, pues si la aplicación de la normativa produjo durante los últimos cuatro años un descenso general entre los fumadores, en 2009 el número ha vuelto a aumentar.

El pasado año, según datos del Instituto Italiano de Estadística (Istat), el porcentaje de los fumadores aumentó hasta el 23 por ciento, llegando a los 13 millones de italianos respecto a los 11 millones del año anterior.

Si la ley parece no haber influido en el número de fumadores, según los últimos datos del Istat, al menos se fuma menos.

En 2008, se vendieron un 2,2 por ciento, 42 millones de paquetes de tabaco menos que el año anterior y por primera vez en los últimos diez años las ventas han descendido de los 92 millones de kilos.

No obstante, aumenta el uso del tabaco de liar, sobre todo entre los jóvenes, que lo consideran una alternativa al cigarrillo, ya que les empuja a fumar menos.

También la política ha querido dar ejemplo y tras la aplicación de la ley, dos conocidos fumadores como el líder derechista y actual presidente de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, y el exponente de la izquierda y ex presidente del Gobierno Massimo D'Alema, han anunciado que han dejado el vicio.

La próxima propuesta contra el tabaco la han hecho los aliados de Silvio Berlusconi en el poder, la Liga Note, que quieren prohibir fumar mientras se conduce y prevén multas de hasta 250 euros (353 dólares) y restar cinco puntos del carné, ya que "el cigarrillo es más peligroso que hablar con el móvil".

Fuente: abc.es 24/01/2010


LOS HOSTELEROS VASCOS APUESTAN POR LA SALUD Y LA CALIDAD

28/01/2010 Comunicado de ENRIQUE SENRA

Los hosteleros vascos apuestan por la salud de su colectivo, por la salud de sus clientes y por la calidad de su servicio.

Así lo refleja el comunicado de La Asociación Hostelería de Euskadi.

"La Asociación Hostelería de Euskadi -que representa a casi 5.000 establecimientos hosteleros de nuestra comunidad autónoma, entre los que se encuentran más de 2.000 locales en Vizcaya y más de 500 en Álava-, como miembro integrante de la Comisión Técnica sobre Tabaco, con derecho a voto, les quiere hacer llegar este comunicado, que tiene el espíritu de sumar, y no restar, debido al buen talante que han demostrado a la hora de exponer en su medio la noticia publicada el 18 de diciembre.

Esta asociación estima que nuestro sector debe estar donde está la gran mayoría de la sociedad, como principio y base de nuestros negocios, ya que están dedicados al público.

Por todo ello, esta asociación quiere exponerles algunas de nuestras tesis: todo lo que vaya en beneficio de la salud de nuestros clientes, lo damos por bueno, como ética profesional. Entendemos, y ...

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... partimos de una premisa fundamental: ¿Dónde acaban los derechos de un individuo? Donde empiezan los del otro.

Es evidente y claro que, a corto plazo, la medida perjudica sensiblemente a la parte económica de nuestro sector, pero no es menos cierto que, a medio/largo plazo, socialmente estaremos integrados en el respeto al medio ambiente, por el bien común, y adaptados a los nuevos tiempos, en sintonía con la sociedad a la que tenemos el honor de servir."

Fuente: El correo digital 21/12/2009. Comunicado de ENRIQUE SENRA LIZARAZU. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE HOSTELERÍA DE EUSKADI. SAN SEBASTIÁN


ZONAS PARA FUMAR: EL ÚLTIMO DIQUE DE DEFENSA DE LA INDUSTRIA DEL TABACO

22/01/2010 Dr. Rodrigo Córdoba

La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer y decenas de Agencias y gobiernos de todo el mundo han declarado el humo de tabaco como un elemento cancerigeno para el cual no hay un umbral de exposición (cualquier cantidad es perjudicial para las personas expuestas) y el principal contaminante de los espacios cerrados. Ese es el principal fundamento científico de las regulaciones del consumo de tabaco. En España el tabaquismo pasivo causa mas más de 3200 fallecidos al año, la mayoría por cáncer de pulmón, enfisema, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. Además causa decenas de miles de infecciones respiratorias, especialmente entre los menores. En todos los países en los que se han planteado leyes para proteger la salud pública del humo ambiental del tabaco diversos sectores se manifiestan para oponerse a estas leyes: entre estos sectores están el de la hostelería. Justamente cuando se plantean legislaciones para regular el humo ambiental de tabaco (y solo entonces), surgen noticias sobre supuestos innovaciones técnicas que ofrecen ...

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... soluciones mágicas que supuestamente permitirían compartir espacios cerrados entre fumadores y no fumadores con separaciones incompletas. Los sistemas de ventilación son una de las falsas soluciones ofrecidas por algunas empresas aliadas circunstanciales de la industria tabaquera. Estos sistemas de ventilación llamados "papelera de humo" o "estación de humo", lo mismo que los sistemas convencionales de aireación o aire acondicionado pueden eliminar el olor y una parte del humo del tabaco que se halla en forma de partículas, incluso las bacterias, pero no son viables para eliminar los cancerígenos del humo de tabaco por varios motivos: a) Gran parte de las sustancias tóxicas del tabaco se encuentran en forma de vapores (monóxido de carbono, amoniaco, formaldehido, acethaldehido, cianuro de hidrógeno, n-nitrosodietilamina… )

b) El sistema de ventilación para eliminar los vapores cancerígenos y las partículas tóxicas de pequeño tamaño requeriría una velocidad de intercambio de aire insoportable puesto que tendría la magnitud de un pequeño huracán debido a un elevado nº de renovaciones/hora;

c) locales de ocio con los mejores sistemas de ventilación siempre presentan concentraciones de nicotina en ambiente muy por encima de 2,4 µg/m³. Por encima de ese umbral, los empleados presentan un riesgo de cáncer de pulmón de 3/10.000. Si los niveles están por encima de 7,5 µg/m³ (típico en bares, pubs y discotecas), los empleados presentan riesgo de de infarto cerebral (1/1000) y de infarto de miocardio (1/100) a lo largo de su vida laboral. Existe una correlación matemática entre niveles de nicotina en fase vapor y n-nitrosodietilamina (cancerígeno) que se calculan mediante la fórmula de Repace-Lowery.

d) En los locales son zonas para fumar la contaminación en la zona de No fumadores es 3-4 veces mas alta que la que medimos en la calle justo ante la puerta del local mientras que la zona de fumadores tiene una concentración 10-12 veces mayor que la que hay en la calle.

e) Un informe de Junio 2005 de la Asociación Americana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (ASHRAE) concluía que no existen en el mercado sistemas capaces de depurar los vapores tóxicos del tabaco. El consenso científico a fecha de hoy sobre este asunto es concluyente: Ninguna tecnología de ventilación ni de aire acondicionado, incluyendo los llamados “desionizadores” y “generadores de cortinas de aire”, ha demostrado eliminar los riesgos de la exposición al humo de tabaco. Finalmente no es tanto problema salir al exterior a fumar el pitillo, aunque lo mejor para todos, empezando por el propio fumador (la principal victima del negocio del tabaco), seria dejar de fumar definitivamente.

Rodrigo Córdoba García

Portavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), organización integrada por 40 sociedades científicas y asociaciones del ámbito sanitario español.


Liberalismo, tabaquismo, democracia

17/01/2010 Manuel Arias Maldonado

Se acuerdan ustedes de la ley contra el tabaco? Probablemente no, tal es la facilidad con que el asunto ha desaparecido, literalmente, de la agenda pública. Ni una sola palabra durante la campaña electoral, ni un solo anuncio después. Cuando se les pregunta, los responsables de la sanidad española sostienen alegremente que la ley funciona; y asunto resuelto. ¡No dicen desde la Secretaría de Universidades que los estudiantes Erasmus vienen a España por la excelencia del sistema educativo! Hablar es gratis. Sin embargo, sucede exactamente lo contrario: la modernísima -y aun posmodernísima- sociedad española que dibuja la astuta propaganda oficial posee ya una de las más ineficaces leyes contra el tabaco del continente. ¡España como retrovanguardia! Más bien, se trata de una ley sobre el tabaco: una amable glosa legislativa. Basta salir a la calle para comprobarlo: prueben a tomar un café, a cenar o a tomar una copa en un espacio libre de humo; es imposible. Desde luego, la ley nació muerta, dadas las voluntarias ambigüedades que contenía; pero es que su ...

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... incumplimiento ha sido, por añadidura, generalizado. En ese sentido, es conveniente volver sobre este problema, dado que constituye un caso ejemplar de algunas de las patologías más recurrentes de la sociedad española: la incapacidad para el debate político razonado, la degradación del espacio público, el incumplimiento generalizado de las normas. Y así sucesivamente.

Aprobar la ley, a condición de que no se cumpla; incumplirla, para que no importe si se aprueba. Tal parece haber sido la divisa con que Gobierno, oposición y ciudadanos asumieron la entrada en vigor, durante la anterior legislatura, de la ley contra el tabaco. ¡Admirable, españolísimo cálculo! Recordemos que la norma prohíbe fumar en todos los edificios públicos y lugares de trabajo; al tiempo, establece unas restricciones de grado para los establecimientos privados abiertos al público: por debajo de 100 metros cuadrados, pueden elegir entre ser bares para fumadores y bares para no fumadores; por encima, obliga a crear espacios separados para los segundos. Dada la lenidad implícita en una ley semejante, la sociedad se ha apresurado a recoger el guante: ni se cumple ni se sanciona. No, pero sí. Según informaba este periódico el pasado mes de febrero, apenas pueden calcularse unas 400 sanciones en dos años; el heroico Partido de los No Fumadores ha presentado en vano hasta 1.100 denuncias. ¿Sorprendente? Desgraciadamente, no: a fin de cuentas, durante al menos una década, este país ha sacrificado el sueño de sus ciudadanos en el altar de la diversión juvenil; qué no hará por satisfacer un hábito tan popular. Hace mucho tiempo que las autoridades españolas, inexplicablemente, renunciaron a la pedagogía de la multa como medio de cumplimiento de las normas; y la consecuencia inmediata es que el espacio público se ha convertido en aquél donde uno hace lo que no haría en el privado: pintar un graffiti, tirar cosas al suelo, dar gritos. Y el resultado neto es que, en lugar de aproximarnos a Suecia, vamos pareciéndonos -sin ofender- a Bogotá.

Desde luego, este decepcionante resultado demuestra que sólo una norma que imponga sin distingos la prohibición absoluta de fumar en cualquier espacio público puede ser eficaz. Es el llamamiento que ha hecho este verano el Tribunal Constitucional alemán, después de anular las leyes de aquellos länder que establecían prohibiciones mixtas, sobre la base de un principio de igualdad: si se da libertad de disposición, debe ser para todos. Esa prohibición total rige, por ejemplo, en Italia, donde parece cumplirse; y desde hace tiempo en la muy liberal -en sentido tanto europeo como americano- California. Nuestra ley es ya, en el contexto europeo, obsoleta. Y un país lleno de colillas, donde la ropa nos huele a humo al llegar a casa, es un país antiguo. ¿Por qué no puede aplicarse una norma así en España? No quiero pensar que el Gobierno quisiera aplicarla pero haya capitulado ante el rechazo de los ciudadanos: esa razón no sería aceptable. Y en este punto es donde cobra importancia el problema de la fundamentación de una ley contra el tabaco; una fundamentación correcta, cabría añadir, a la vista del esperpéntico debate público desarrollado con motivo de la tramitación de la norma vigente.

Después de que el Gobierno hubiese anunciado su intención de promulgar la ley, quedaron fijadas dos posiciones básicas y, como siempre, impermeables a la argumentación ajena. Por una parte, el Gobierno sostenía la necesidad de proteger a los trabajadores expuestos al humo -argumento insostenible si pensamos en las excepciones contenidas en la ley, que por ejemplo dejan sin protección a la mayor parte de los trabajadores de la hostelería y la restauración- y defendía simultáneamente la necesidad de defender la salud del fumador. Por otra, la oposición enarboló la bandera de la libertad, pero, ¿adivinan de quién? También del fumador, claro. Esta divisoria en absoluto reproduce un antagonismo ideológico entre izquierda y derecha, o socialismo y liberalismo: si invirtiéramos los papeles y pusiéramos al Gobierno donde la oposición, y viceversa, cada uno habría dicho lo contrario de lo que realmente dijo: la tediosa danza y contradanza partidista. Ni unos ni otros aciertan, desgraciadamente: el sintagma correcto es la defensa de la libertad de quien no fuma. Y la razón es muy sencilla. Esa libertad abarca el derecho del trabajador, pero sobre todo establece el único criterio válido para la prohibición total, esto es, el derecho a la salud de quien no fuma.

¿Y la libertad del fumador? Sólo puede ejercerse allí donde no supone una carga sobre la libertad ajena; punto. Puede argüirse que existe algo así como un derecho histórico de los fumadores, derivado de su adicción, a poder seguir fumando; pero esto sólo obligaría a crear espacios reducidos y cerrados para ellos, algo muy razonable: no al contrario. Hay un aspecto, sin embargo, donde el argumento de la libertad es certero: un fumador puede elegir, libremente, arruinar su salud. ¡De algo hay que morir! Es incoherente que una sociedad que autoriza el aborto y piensa en legalizar alguna forma de eutanasia, adopte con el fumador una actitud paternalista. Distinto es que el fumador compense al Estado por los costes sanitarios que se derivan de su estilo de vida, algo que en parte ya se hace a través de los elevados impuestos sobre el tabaco.

Pero la prohibición de fumar no es una limitación arbitraria de la libertad del fumador, ni la imposición gubernamental de un modo saludable de vida; además, esto no tiene nada que ver con el liberalismo. En cambio, la libertad de los no fumadores para disfrutar del espacio público es un argumento incontestable, que en cualquier país avanzado liquidaría el debate sobre este asunto; de hecho, ya lo hace. Que aquí no suceda lo mismo se debe, en parte, a la imposibilidad de que este argumento sea reconocido como válido por quienes se verían afectados tras su transformación en norma: los fumadores mismos. Porque, ¿puede confiarse en que un fumador antepondrá el interés general a su necesidad privada? Difícilmente; su razonabilidad argumentativa es bien sospechosa. Esto no supone negar su capacidad para participar en el debate, faltaría más, sino comprender su singular punto de partida: defender un hábito del que casi todos ellos querrían apartarse.

Así pues, ahora que hablamos tanto del medio ambiente, bien podríamos empezar por mejorar el entorno más inmediato, aquel en que se desarrolla nuestra vida cotidiana. España no puede ser, también en esto, una excepción. Y sobre todo, no puede serlo por las razones equivocadas, a saber: la tiranía consuetudinaria de una parte de la población que, so pretexto de un insólito excepcionalismo moral, convierte a los demás en paganos de su forma de vida.

Fuente: El País (04/10/2008). Artículo de Manuel Arias Maldonado, profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Málaga.


EL MITO DEL “FUMADOR PERSEGUIDO”

05/01/2010 Dr. Rodrigo Córdoba García

De vez en cuando y especialmente en las fases mas criticas del debate social, cuando se debaten en los parlamentos la adopción de normas reguladoras del consumo de tabaco o su posible modificación podemos leer en la prensa cosas como las que siguen a continuación:

“Uno toma a chirigota semejantes mamarrachados por no incurrir en la jeremiada. Pero uno también sabe que, detrás de este pedrisco de estudios insensatos e irrisorios, se encubre una muy calculada estrategia que persigue la exclusión social de los fumadores, su conversión en una nueva raza de humillados y ofendidos despojados de sus derechos mas elementales“(Juan Manuel de Prada. XL Semanal, 5 de Noviembre de 2005). El autor de este texto esta en su derecho a frivolizar y burlarse de la ciencia medica y la estadística, pero debería ser consciente que si un día tienen que operarle de una apendicitis o de un cálculo en el riñón las decisiones claves que tomará el anestesista o el cirujano están fundamentadas en estudios científicos de los que la estadística es una parte fundamental. El ...

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... espantajo de la amenaza a los derechos del fumador no se oculta entre sus argumentos. Por otro lado, Antonio Burgos escribió hace pocos años: “Ya se prohíbe fumar en casi todos los trabajos, en casi todos los locales públicos. Con la resignación con que los fumadores aceptamos todas las agresiones a nuestra libertad, no será extraño que la Unión Europea ordene pronto que todos llevemos una estrella amarilla en la manga. En este mundo que alardea de tolerancia, los fumadores somos los nuevos judíos, el pueblo perseguido” (EL MUNDO, 10 de septiembre 2003) . El escritor y académico Javier Marías escribía poco después de aprobarse por un gran consenso la Ley del Tabaco en el Parlamento español lo siguiente: “...en estas fechas ha entrado en vigor la dictatorial ley antitabaco... No se olvide que durante cuarenta años ya fuimos tratados por el poder como menores de edad y como vasallos. Ya basta.” (EL PAIS SEMANAL. Enero 2006).Uno de los miembros fundadores del Club Fumadores por la Tolerancia, ha renegado del tabaco y se ha alejado del Club, pero sigue afirmando que se persigue a los fumadores: “Cuando dejé de fumar fui, poco a poco, alejándome de la "Asociación de fumadores por la tolerancia", pero no porque estuviera en desacuerdo con ellos (no lo estoy) sino porque me disgustaba el tono "carca" de la revista, y porque poco podía ayudarlos quien ya no fumaba por convicción, que no por gusto. Con los fumadores se está siendo excesivamente duro. Lo creo sin dudas. Su persecución parece obra de curas y curitas acérrimos” (Antonio de Villena. EL MUNDO. MAGAZINE.24-12-2005). Pero al otro lado del Atlántico tampoco se quedan mancos. Un artículo publicado en El Mercurio de Santiago de Chile argumentaba lo siguiente: “¿Vamos a prohibir el huevo con tocino o jamón, por sus efectos perniciosos para la salud? El costo de estas leyes inútiles debiera descontarse de los sueldos de los parlamentarios y, muy especial, de los médicos, que piensan con el corazón y no con la cabeza. Y cuando estas leyes fracasen, espero que no propongan la pena de muerte para los fumadores” (A. Bardón. EL MERCURIO; 17-08-06). Gary Nolan, candidato sin partido a las elecciones presidenciales de EEUU en 2004 y portavoz del Club de Fumadores (National Smokers Alliance) afirmaba en sus comparecencias cosas de este tipo acerca de la extensión de las regulaciones del tabaco en su país: "Todo esto se esta desbordando. Lo próximo será la regulación de la dieta y sobre como tenemos que criar a nuestros hijos. Nada mas sagrado que todo eso". Luis Alberto Lacalle, precandidato del Partido Nacional, criticó la actual Ley del tabaco de Uruguay que protege a los no fumadores en todos los espacios públicos cerrados con un “mantra” similar: "Si mañana se quisiera ser más justo todavía, lo que se podría hacer es que el fumador pagara más caro el seguro de salud o las cuotas mutuales, porque es más proclive a enfermarse". Agregó "además si seguimos en esto, comer carne gorda, que a mí me gusta mucho y con bastante sal, entonces qué vamos a poner, ¿un inspector de parrillas para ver si me comí uno o dos pedazos de vacío bien cocinados? Me parece que la libertad hay que respetarla" (Contrapunto, 5-Junio-2009).

No vamos a decir que toda esta orquesta tenga un único director pero si que estos argumentos reproducen, sin duda, la música que le gusta oír a la industria tabacalera que en sus documentos internos recomienda precisamente esta estrategia de comunicación y que resume en los siguientes principios: 1) Las prohibiciones del tabaco preceden a prohibiciones en otras materias de "elección personal"; 2) Fumar es una "elección personal" que debe estar fuera de controles externos; 3) La intolerancia contra los fumadores es propia de actitudes totalitarias; 4) Se deben crear grupos de presión para defender el enfoque de la “tolerancia” (Estrategia de Philip Morris para España y Portugal para el periodo 1994-1996: “Plan de Aceptabilidad Social del Tabaco).

No hay noticias de que alguno de estos “opinadores” haya dirigido su artillería contra el Código de Circulación o el Carne por puntos bajo el argumento de que suponen un acoso o una persecución del conductor temerario. Tampoco dicen que la Ley Tributaria es un acoso al defraudador fiscal. ¿No será que las leyes, las regulaciones y las normas protegen los auténticos derechos públicos frente a ciertas pretensiones inaceptables?

Dr. Rodrigo Córdoba García, Profesor de la Facultad de Medicina. Zaragoza. España.


Derecho a la Salud y derechos individuales

04/01/2010 MIGUEL BERRUECO FERRERO

El 28 de diciembre, Fernando Savater publicó en DV el artículo 'Contra la imposición de la salud', en el que me cita. Lejos de mí polemizar con él: no dispongo de su capacidad de análisis ni de su dialéctica, aunque creo que en esta ocasión ha estado escaso de ambas.

No voy a discutir los efectos del uso del tabaco sobre la salud. Es un debate zanjado por la ciencia. Prefiero contestar sus argumentos sobre los derechos individuales. Es obvio el derecho a cuidar la salud propia como cada uno quiera. Nadie pretende obligarle a hacer gimnasia ni a dejar de fumar. La nueva ley pretende garantizar que quien quiera fumar pueda hacerlo, pero sin obligar a otros a respirar el humo con el que llenan los locales cerrados y los pulmones de los no fumadores. Establecido inequívocamente el objetivo de la ley, quiero aclarar también que no es bueno mezclar el marmitako con las témporas.

En España el no fumador está sometido por una minoría privilegiada que son los fumadores y no puede acudir a espacios cerrados sin inhalar humo del tabaco. Los fumadores imponen el ...

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... humo de sus cigarrillos a todo el sector de la restauración: clientes y trabajadores, ignorando el derecho a la igualdad o a la no discriminación «por cualquier otra condición o circunstancia personal o social» reconocido en el artículo 14 de la Constitución (independientemente de otros artículos que hablan del derecho a la salud).

Los espacios cerrados (bares y restaurantes) son espacios de uso público, no espacios públicos de uso privado. Usted propone que una mayoría no fumadora (el 70% de la población) deje de acudir a esos locales para que una minoría (el 30%) pueda seguir fumando tranquilamente. En ese mismo orden de cosas supongo que se debería permitir circular por las carreteras a la velocidad que cada uno quiera, que para eso venden coches que corren a 250 por hora, y el que no quiera ser embestido que no use la carretera, que según su argumentación será también bien público de uso privado (¿o puestos a prohibir, además del tabaco prohibimos todos los coches en vez de poner normas de circulación?).

Puesto a defender el tabaco, esperaba de usted argumentos de más altura. Yo, que llevo muchos años trabajando en la prevención del tabaquismo (y no soy antitabaco) le recomiendo leer el artículo 'El apartheid de los no fumadores', publicado por Ubaldo Cuadrado en 'Diario de Cádiz' del 16 de diciembre y en el que, a partir de un hecho puntual (el despido de Luis José Merino de un trabajo en el que llevaba 15 años, por pedir que se cumpliera la Ley 28/2005 en una empresa que almacena miles de litros de material inflamable) recoge con perspectiva histórica la lucha de los no fumadores por el derecho a respirar aire no contaminado por humo de tabaco. Le aseguro que describe la situación de los no fumadores mucho mejor que ningún experto. Explica cómo ya «en 1884 Ida B. Wells, de raza negra, había adquirido un billete de primera en el ferrocarril de Cheasepeake & Ohio. El revisor le pidió que se levantara y fuera al vagón de los Jim Crow (forma despectiva de referirse a los negros). Ida se negó alegando que tenía su billete y que el vagón al que querían enviarla era... ¡De fumadores! y ella era una dama. Esta activista que no renunció a su asiento 70 años antes de que hiciera lo mismo Rosa Parks puede considerarse la primera luchadora antitabaco». A mí me ha hecho reflexionar y estoy seguro de que si usted lo lee le sucederá lo mismo.

Desde el respeto que reclama para su identidad cultural, permítame decirle que se trata de que todos estemos en igualdad de condiciones y nadie imponga nada a otros. Los no fumadores estamos inmersos en una larga marcha para ser ciudadanos de plenos derechos, y el hecho de ser fumador no debe nublarle la vista para saber que en este caso la defensa de los derechos individuales está del lado de los no fumadores.

Fuente: Artículo de opinión de Miguel Berrueco Ferrero, Médico Neumólogo, publicado en Diariovasco.com


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