PARQUES SIN TABACO
La Ley Antitabaco que aprobará hoy el Gobierno Vasco prohibirá fumar en los espacios públicos frecuentados por niños y tiene en la hostelería el frente más combativo ante el rechazo de los propietarios de bares y restaurantes
No hay duda de que la lucha contra el consumo de tabaco supone uno de los objetivos más ambiciosos de los responsables públicos. Al margen de la enorme contradicción que supone que sea el Estado el mayor beneficiario de este hábito y la mayor perjudicada en cuanto que recae sobre su sistema sanitario los efectos de la adicción, los diferentes gobiernos vienen elaborando una normativa para restringir las posibilidades de fumar, entrando así a regular claramente el ámbito de lo privado. Así, mientras la nueva ley redactada por la Dirección de Drogodependencias que hoy aprobará el Gobierno Vasco y que enviará al Parlamento para su debate, rechazó dar luz verde a la inclusión de las sociedades gastronómicas considerándolos lugares privados, sí lo regulará en otros puntos como los bares y restaurantes. No se prevé prohibirlo en grandes espacios con los techos abiertos como los campos de fútbol y en citas deportivas o musicales, y sí en frontones por ser locales cerrados. Y, como gran novedad, incorpora como lugares donde se sancionará su consumo, los espacios públicos con instalaciones infantiles, lo que abre una nueva incógnita sobre el modo en el que el Ejecutivo de Patxi López piensa hacer cumplir la norma en lo referido este punto. Pero donde la ley abre un frente que augura fuertes conflictos es en la hostelería al prohibir, en su totalidad, la posibilidad de fumar en ningún bar o restaurante bajo la amenaza de que las responsabilidades recaerán sobre el propietario del local. Los hosteleros ya han manifestado reiteradamente su indignación por las dificultades de hacer valer la ley sobre los fumadores que son, además, sus clientes y por el hecho de que tuvieron que adaptar sus negocios a la anterior norma sin que ninguna administración se haga cargo ahora de los costos de aquellas inversiones. Además, no es baladí el hecho de que la nueva ley antitabaco vasca basa, en gran parte, el cumplimiento de su contenido en la tarea de los ayuntamientos y de las policías locales, tarea ésta que engrosa la ya larga lista de responsabilidades que van adjudicándoseles a los municipios, lo que la convierte en algo de difícil cumplimiento. Aunque en el fondo esté la necesidad de reducir el consumo de tabaco, habría que reforzar la tarea de prevención en vez de prever únicamente medidas sancionadoras.