Barcelona ha impuesto este año 212 multas por tirar cigarros al suelo
El ayuntamiento quiere erradicar un hábito que ensucia el pavimento urbano
Daniel Calahorro, más allá de pagar los 90,15 euros de multa que le impuso la Guardia Urbana la semana pasada por tirar una colilla al suelo, puede consolarse con el refrán de «mal de muchos consuelo de tontos». Lo suyo no fue mala suerte ni está solo en su cabreo. El Ayuntamiento de Barcelona ha impuesto en lo que va de año un total de 212 sanciones vinculadas a la extendida práctica de tirar al suelo las colillas.
Calahorro, como informó el pasado sábado EL PERIÓDICO, fue interceptado por dos agentes cuando se disponía a subir a un taxi tras deshacerse de su cigarro en la vía rápida.
El conjunto de multas se divide en dos conceptos que dan fe del celo con el que el ayuntamiento se ha interesado en esta infracción regulada hace más de una década pero sin mano dura al respecto hasta ahora. Un total de 190 sanciones corresponden a fumadores que tiraron al suelo la colilla tras haberla apurado y apagado.
Otras 22, a infractores que la tiraron encendida –se presupone que precipitadamente – o bien lanzaron al suelo la cerilla aún con fuego. Este nivel de detalle sorprende, ya que indica una observación muy próxima y perspicaz de la infracción, teniendo en cuenta las habituales quejas de la ciudadanía sobre la escasez de Guardia Urbana cuando a veces se evidencian otros incumplimientos de la normativa local más visibles, sean de tráfico, venta ambulante u otros. El celo puesto por los agentes avala las palabras de la concejala de Seguridad, Assumpta Escarp, que aseguró que el ayuntamiento ha dado la consigna de perseguir esta actitud.
A todos los incívicos que lanzaron los restos de cigarro al suelo se les han impuesto multas como mínimo de 90,15 euros, aunque el ayuntamiento no precisó cuántas superaban esta suma. La ordenanza de la vía pública establece al respecto sanciones de hasta 450 euros, equiparando el lanzamiento a la vía pública de colillas al de papeles, chicles y similares, cuya consecuencia es ensuciar la ciudad.
Escarp señaló a este diario que las ordenanzas están para ser cumplidas y eso supone tanto decomisar latas de cerveza que se venden ilegalmente en la calle como perseguir otras actividades incívicas. E insistió en que tirar colillas es un comportamiento que se debe evitar.
De hecho, como recogió este diario el domingo, el efecto de esta actitud es visible con una simple ojeada al pavimento de Barcelona, cubierto por cientos de miles de cigarrillos.
Las colillas se han convertido en el desecho más presente en la vía pública y en un mal de cabeza para los operarios de limpieza por su abundancia junto a las fachadas de los edificios.
La falta de ceniceros específicos adosados a las papeleras (solo unas pocas lo tienen) no justifica el incivismo, ya que se pueden tirar, tras apagarlas, a las propias papeleras.
No obstante, son muchos los fumadores que se quejan de que no haya más recipientes o ceniceros a la entrada de grandes comercios y edificios muy visitados.
Las 212 sanciones (más de una al día) muestran cierta decisión a la hora de aleccionar a la ciudadanía. No obstante, Calahorro lamentó especialmente el hecho de que se sintió tratado en público como si fuera un delincuente.
La cifra queda lejos de las de otras actitudes incívicas, a la vista de las más de 400.000 multas impuestas por no cumplir con la ordenanza del civismo desde que está se empezó a aplicar en el 2006. Eso sí, fuentes municipales indican, sondeos en mano, que la actitud que más molesta a la ciudadanía es que alguien arroje basura donde no toca.
Fuente: El periodico 06/07/2010
http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/20100706/barcelona-impuesto-este-ano-212-multas-por-tirar-cigarros-suelo/368127.shtml
