AQUÍ LONDRES Anna Bosch Corresponsal de TVE
Si algo he aprendido viviendo en países con tradición democrática y sociedad civil es que tienes que ser consciente de tus derechos y reivindicarlos sin complejos
El lector asiduo pensará que "me va la marcha" y me han quedado ganas de polémica. No, no es eso. Pero tal vez precisamente por haber experimentado -sufrido- la visceralidad e irracionalidad que el debate sobre los derechos de los no fumadores puede alcanzar en España he decidido escribir este post para reflexionar al hilo de la actualidad británica.
Hoy el Colegio de médicos de Londres (que representa a los médicos de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte) ha pedido al gobierno británico que extienda la prohibición de fumar a los automóviles particulares y a los espacios abiertos frecuentados por niños.
Se apoyan los médicos en sus estadísticas: en el Reino Unido cada año hay unas 300.000 visitas de niños al médico por problemas relacionados con el tabaco, 9.500 de esos casos acaban en el hospital, y el coste para la sanidad pública es de 23,3 millones de libras, unos 24 millones de euros.
En lo de prohibir fumar en espacios públicos en el UK empezó Escocia hace cuatro años, en marzo del 2006, le siguieron Gales e Irlanda del Norte en abril de 2007 y la última fue Inglaterra en julio de 2007. Desde entonces la ley prohibe terminantemente, en todo el Reino Unido, fumar en los espacios públicos cerrados (incluídos los sacrosantos pubs y los coches de empresa) bajo pena de multa e, incluso, de cárcel, si uno se resiste a pagar la multa. Ha habido ya un caso. No smoking. Las únicas zonas para fumadores son aquellos recintos que se consideren privados, personales. Los médicos hoy han dado una paso más. Y apuntan más allá, lo ideal para los niños sería, dicen, que no se fumara en sus casas, pero esa prohibición, hoy por hoy, reconocen, no es factible.
Yo no soy fumadora, padezco faringitis crónica y tengo un aparato respiratorio sensible. Lo digo por poner las cartas boca arriba. Además, y creo que no es un dato menor, en tanto que no fumadora formo parte de la mayoría de la población.
Cuando en España se aprobó la llamada "ley antitabaco" yo desde la distancia en la que vivía me lo creí. ¡Qué bien, cuando vaya ya podré comer en los restaurantes o merendar en una cafetería, sin la agresión del tabaco ajeno! Craso error. A la primera ocasión que tuve comprobé eso tan español de "hecha la ley, hecha la trampa". Algunos locales grandes tenían dos buenas zonas aisladas, para fumadores y no fumadores, sí, pero ¡qué casualidad! en bastantes la zona de no fumadores era muy reducida y/o estaba en el peor sitio del restaurante, junto a la puerta de la calle o la de los lavabos, por poner ejemplos reales. O era un chiste, y estoy siendo generosa, "oiga ¿no me dijo que era zona de no fumadores?, en la mesa de al lado están fumando" "Sí, claro, es que esa mesa ya es de fumadores". Fantastic. Y luego está el caso de los locales "pequeños". La mayoría de restaurantes o cafeterías en los que me apetecía entrar me recibían (expulsaban más bien) con un cartel en la puerta que decía orgulloso: "en este establecimiento se permite fumar". ¿Ley antitabaco?
Si algo he aprendido viviendo en países con tradición democrática y sociedad civil es que tienes que ser consciente de tus derechos y reivindicarlos sin complejos, y que si esa reivindicación tiene consecuencias económicas, mucho más efectiva. Así que ya van dos vacaciones en las que explícitamente pregunto en cada restaurante o cafetería apetecible : "¿Tienen zona de no fumadores?" "No" "Pues acaban de perder unos clientes". Y a por uno de esos que tienen zona de no fumadores o, incluso, los hay, que han decidido "arriesgarse" y no permitir fumar en todo el local.
El colmo de la paradoja ha sido comprobar desde mi mesa fría y desangelada, entre la puerta de la calle y la de los lavabos, cómo en la zona acogedora con vistas al mar, la de fumadores, en dos horas nadie fumaba o, tal vez, sólo un par de personas. O sea -reflexiono- que los fumadores son una reducida minoría, pero se llevan el espacio más amplio y mejor. No me parece que tenga mucho sentido, ni sea justo, pero en esos casos la respuesta de los responsables del restaurante es clara y tiene su lógica: si la mayoría no fumadora no se queja y consiente que sigamos primando a la minoría fumadora...
Más allá de la paradoja sitúo el que haya en España líderes políticos (y "lideresas") que consideren, encima, que esa ley tal como está es un exceso y llamen a la desobediencia civil. Y si lo hacen, me digo, será porque tienen razones para pensar que eso es lo popular, lo que da votos en España. Spain is still different.
Anna Bosch Corresponsal de TVE en Londres