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Tabaco versus embarazo: ser madre o fumadora

07/04/2014 Terra /foto: yahoo

Ya no es un secreto, al menos en los últimos treinta años, que el hecho de fumar tabaco es muy perjudicial para la salud de la mujer que desea ser madre y también para el bebé, al que puede inocularle enfermedades y hasta malformaciones.

Los efectos nocivos de fumar se manifiestan en la mujer antes, durante el embarazo, después del parto, y durante toda la vida, ya que cada cigarrillo contiene más de 4.000 sustancias tóxicas, de las cuales más de 50 han demostrado ser cancerígenas y son causa de 25 enfermedades comprobadas en diferentes órganos del cuerpo.

Fumar es una adicción producida por la nicotina, una sustancia que durante el embarazo también le llega al feto, según explicó la doctora Susana Nahabedian (MN 60.378, MP 28.871), miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Por lo expuesto, el cuidado de la salud en la mujer embarazada y el bebé es considerado de manera especial, ya que el fumar implica riesgos en la salud de ambos.

Aún al fumar un cigarrillo diario no existe un umbral de seguridad, ya que esto implica un fenómeno acumulativo de tóxicos, que terminan produciendo daño.

Debe recordarse que las enfermedades que se producen al fumar son a largo plazo y lo que hoy no aparece podrá desarrollarse con los años.

La exposición prenatal al humo de cigarrillo tendrá consecuencias para el feto, recién nacido, infancia, adolescencia y adultez, es decir en cualquier etapa de crecimiento intra y extrauterino.

En una encuesta realizada por médicos neumonólogos de la AAMR (Asociación Argentina de Medicina Respiratoria) a mujeres embarazadas, el 19,5% de las encuestadas fumaba al momento de la encuesta, demostrando una alta prevalencia de consumo, pese al alto nivel de riesgo.

Cuando se les preguntó cuántos cigarrillos fumaban por día, el 50% dijo que había disminuido su consumo, pero no lo había frenado completamente.

En tanto, de las que habían dejado de fumar, el 22% pensaba en volver a fumar luego del parto.

Según datos de diferentes autores entre el 60 y 90% de las embarazadas que dejaron de fumar reinciden al año en el posparto.

Se demostró que en la mujer embarazada, fumar inhibe la síntesis de estrógenos y disminuye el flujo sanguíneo útero- placentario, por efecto de la nicotina y el monóxido de carbono ya que producen hipoxia tisular (disminución del oxígeno) determinando un desarrollo anormal del feto.

Los tóxicos del humo llegan al feto por la placenta a través de la circulación materna.

También producen aumento de la frecuencia cardíaca fetal, alteraciones en el desarrollo cerebral y pulmonar.

Fumar aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante entre 2 y 5 veces con respecto a las mujeres embarazadas no fumadoras.

En tanto, determina un 20% bajo peso al nacer, 15% de partos prematuros y 30% de mortalidad perinatal.

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