LOS MITOS DEL TABACO: "MÁS CONTAMINA EL TRÁFICO"
Comparar la contaminación del tráfico con el perjuicio del tabaco a la salud, además de absurdo, es inexacto. Basta leer este fragmento del libro "50 mitos del tabaco" para darse cuenta de que el argumento de "más contamina el tráfico" se cae por su propio peso.
Muchas sustancias contaminan nuestro aire, y debemos trabajar para eliminar todos los riesgos para la salud en nuestro entorno. El humo de tabaco debe ser reconocido como uno de ellos. Junto a los derivados de la quema de combustibles para cocinar alimentos y calefacciones, es una de las mayores causas de contaminación en los ambientes cerrados, y la de más fácil solución: eliminar el uso de tabaco dentro de lugares cerrados.
Puesto que los fumadores pasivos pueden sufrir enfermedades típicas del tabaquismo, debe determinarse si realmente los fumadores generan humo en cantidad suficiente para dar lugar a problemas de salud en no fumadores. Para ello lo adecuado es medir la concentración de humo en espacios compartidos. Un trabajo realizado en Barcelona calculó la concentración de nicotina (marcador específico de presencia de humo de tabaco) en distintos lugares públicos en los que teóricamente está prohibido fumar, con llamativos resultados. Antes de entrar en vigor la Ley 28/2005, en centros educativos y sanitarios la concentración de nicotina medida en microgramos por metro cúbico de aire era mínima (<1), pero los valores eran significativos en estaciones de tren (2,16), estaciones de metro (3,3), aeropuertos (4,3) y universidades (4,9).
Las concentraciones encontradas en restaurantes, de por sí preocupantes (12,3), palidecían ante los espectaculares 130,6 μgr/m3 de promedio (máximo: 270,2), de las discotecas analizadas, lo que supone alcanzar hasta 10 veces (20, en el caso de la discoteca más contaminada) la concentración típica de los hogares de fumadores. En términos comparativos, permanecer 8 horas en las discotecas equivale a fumarse nada menos que 16 cigarrillos.
Una investigación realizada en Zaragoza, y presentada en noviembre de 2007, utilizando la medición de partículas finas respirables (PM 2,5), ha revelado que en los establecimientos de hostelería hay de promedio 10 veces más de contaminación (hasta 57 veces en casos extremos) por estas partículas que la que se encuentra en el exterior del local justo a su puerta.
También que en los locales de más de 100 metros con una correcta separación de la zona de fumadores según lo establecido por la Ley (completamente compartimentada), la contaminación en la zona de no fumadores era 12 veces inferior a la encontrada en la libre de humos, mientras que si la separación era meramente funcional (por ejemplo, mampara a media altura) había una contaminación en ésta similar a la obtenida en el espacio permitido a fumadores. Es evidente que el humo del tabaco ambiental no sabe leer los carteles
Por último, un trabajo de investigadores italianos comparó el potencial contaminante de los cigarrillos con el de los nuevos motores diesel, menos dañinos para la atmósfera que los convencionales. Para ello se utilizó un garaje ventilado y se estudió la concentración de partículas alcanzada tras dejar al ralentí un moderno motor diésel durante 30 minutos y la obtenida tras dejar consumir tres cigarrillos también durante media hora. La combustión del motor produjo 15 microgramos por metro cúbico de las tóxicas partículas PM10, mientras que los tres cigarrillos dieron lugar a una concentración de 36 microgramos por metro cúbico. Increíble pero cierto. En los espacios cerrados la contaminación por humo de tabaco supone el 90% de la total. Compararla con la del tráfico o las fábricas no tiene sentido. No se pueden equiparar 5 metros de altura de un local cerrado con 10.000 metros de atmósfera en espacio abierto. El volumen de distribución de la contaminación de tráfico o la industrial es inmensamente mayor que la del humo de los cigarrillos. Aquello de “más contamina el tráfico” o “las fábricas” no deja de ser una excusa, una autojustificación. ¿Significa esto ser intolerante con los fumadores?
En absoluto. Identificar tabaco (producto) y fumador (persona) es lo que hace la industria tabacalera para buscar aliados que defiendan sus intereses. El fumador es una víctima, pero de la nicotina, no de las leyes reguladoras. Es la adicción a la nicotina lo que empuja a los fumadores a salir a fumar al aire libre.
Dr. CÓRDOBA, R. y SAMITIER, E., "50 Mitos del tabaco", Departamento de Salud y Consumo Gobierno de Aragón: 2009, pp. 113-114