Residencias de ancianos para fumadores y zonas de fumadores en bares y restaurantes
El PP pide habilitar espacios en estos centros y zonas sin camareros en restaurantes
«¿Pero cómo le vamos a decir a un señor de 80 años, que ha hecho ya toda su vida y que cambia su hogar por una residencia, que no puede fumar en lo que ya es su propia casa?» Habla Mario Mingo, médico y diputado del PP, lejano aún a los 80 años, pero metido en el futuro de la Ley antitabaco para hacerla «más razonable y buena».
Como otros compañeros de partido y de Parlamento, Mingo lleva unas semanas ultimando enmiendas a la ley que la todavía ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, quiere poner en vigor el próximo 1 de enero.
Pero para que eso sea verdad, la nueva norma antihumo social deberá pasar antes por una trituradora política de varios meses entre el Congreso y el Senado. Y, si los plazos no vuelven a retrasarse, el proceso arrancará esta semana con la presentación de enmiendas a un texto, pactado con anterioridad por el PSOE, IU y ERC, que, en esencia, prohibirá fumar en cualquier sitio público que se encuentre cerrado.
A las cuatro excepciones que establece la proposición de ley (psiquiátricos, cárceles, hoteles y clubes de fumadores), el PP quiere sumar algunas más. Por ejemplo, las residencias de ancianos.
Según una de las enmiendas que plantean, en esos centros deberían habilitarse zonas específicas para ancianos fumadores, ya que los populares consideran que las residencias pueden considerarse hogares. O al menos, así se entiende en algunos lugares.
«Los ancianos cambian su casa por la residencia», sostiene Mingo. «Se puede decir que la residencia se convierte en su casa y, por tanto, hay un espacio privado aunque hablemos de un lugar compartido».
Pero la propuesta no especifica cuales serían las zonas habilitadas para los fumadores. «No necesariamente tiene que ser su habitación. Puede ser un espacio elegido por la residencia para que acudan a fumar los ancianos que lo deseen».
La enmienda se inspira en las excepciones que la propia ley ha establecido para otros recintos cerrados en los que conviven varias personas. Una de ellas empieza a levantar preguntas entre la picaresca hispana: ¿podrá el dueño de un bar habilitar un espacio sin camareros para que sus clientes fumen?
Por ahí va otro de los arañazos del PP al texto actual. Según Mingo, los populares van a plantear que los restaurantes puedan dedicar una sala «sin contacto con el resto del local» a los fumadores. Sería una zona que no estaría atendida por camareros, pero «ofrecería a los clientes la posibilidad de estar en el restaurante, o sea, una forma de no espantarlos y provocar más cierres y más paro», según Mingo.
Y es que, pese a los informes que sostienen que el impacto económico de las leyes antihumo no se mide en miles de despidos, el PP se atreve a poner cifra a las consecuencias de la Ley Trini: 100.000 parados más.
A la espera de todos los tacos de folios con enmiendas que surgirán en el debate parlamentario, el PP es, por ahora, el Grupo Parlamentario que más tachones está imprimiendo a la ley.
En primer lugar, los populares coinciden con CiU y ERC en la necesidad de que se indemnice a los hosteleros que hicieron reformas en sus locales con arreglo a la Ley Salgado. Es decir, aquellos que habilitaron en sus locales un espacio especial para fumadores, tal y como establecía el texto que fue aprobado el 26 de diciembre de 2005 (y entró en vigor el primer día del año siguiente), cuando la actual vicepresidenta segunda del Gobierno todavía era ministra de Sanidad.
Pero, en segundo lugar, el PP propone además la aprobación de un «bloque sanitario» de medidas, como lo bautiza Mingo, que se centra en la emisión de campañas antitabáquicas para jóvenes -«la última que hizo el Ministerio es de 2007»-, la elevación del precio del producto y la financiación de tratamientos para el abandono de la adicción.