Los cigarrillos de ahora contienen la mitad de tabaco vegetal que hace 40 años
Los fabricantes añaden entre 400 y 600 sustancias químicas con el pretexto de personalizar y saborizar el producto.La nicotina pura es bastante menos adictiva que el tabaco industrial
Los cigarrillos actuales contienen la mitad de tabaco auténtico que los que se fumaban hace 40 años, debido entre otras razones a que los fabricantes añaden ahora entre 400 y 600 sustancias con el supuesto fin de personalizar y saborizar el producto.
De hecho, se sabe que la nicotina pura es bastante menos adictiva que el tabaco vegetal, por lo que si los cigarrillos no tuvieran elementos suplementarios, resultaría menos complicado dejar de fumar.
Se da además la circunstancia de que ni en España ni en la Unión Europea está regulado el empleo de aditivos en el tabaco. Únicamente existe normativa en relación con los niveles admitidos de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono, por lo que la imaginación de los fabricantes al respecto puede llegar tan lejos como marquen sus ambiciones comerciales
NOCIVOS TRAS LA COMBUSTIÓN
En un reciente estudio del Comité Científico para la Identificación de los Nuevos Riesgos Emergentes (SCENIHR) de la Comisión Europea de Salud Pública, donde se alerta de tales prácticas y se explica por qué la industria sigue contando con tan amplia libertad de acción.
El punto candente es que muchos de los productos agregados no son nocivos contemplados aisladamente, aunque sí a resultas del proceso de combustión que tiene lugar mientras se quema el cigarrillo
Por ejemplo, los azúcares añadidos se convierten en acetaldehído, una sustancia química que aumenta el poder adictivo de la nicotina.
Otro elemento aparentemente inocuo, pero con similares consecuencias, es el mentol, muy empleado de un tiempo a esta parte en vista de que su sabor parece agradar a menores y mujeres.
Asimismo, los derivados del amoníaco liquido (producto base de los limpia cristales) se usan profusamente desde los años sesenta para potenciar la adicción del tabaco. El amoníaco aumenta el PH (alcalinidad) de la nicotina, y eso se traducen en un mayor impacto a nivel cerebral.
Los ejemplos son numerosos, y llegan incluso al cacao, sobre el que nadie sospecharía al formar parte de la dieta tradicional de muchos niños y adultos españoles. El motivo de que se incluya hoy en muchos cigarrillos es que posee un efecto broncodilatador que facilita el tránsito de los vapores de nicotina en los pulmones, de modo que la nicotina llega en mayor cantidad a la sangre e incrementa igualmente su actividad adictiva.
“TODO VALE”
Tampoco cabe obviar que en su deseo de hacer cada vez más rentable su negocio, la industria incorpora crecientemente elementos como dióxido de carbono, nitrógeno o isopentano para expandir el tabaco y conseguir así fabricar un mayor número de cigarrillos a menor coste. “Todo vale, incluso agregar subproductos o desechos del tabaco original, como tallos, partículas pequeñas o polvo de hoja”.
El siguiente dato ilustra a las claras el amplio margen de discrecionalidad en que se mueven los fabricantes: si hace 40 años con 450 gramos de tabaco se producían 438 cigarrillos, hoy la misma cantidad da para poner en el mercado 1.100 unidades.
Y lo dicho vale también para el tabaco de liar, en el que hay mayor proporción de sustancias químicas que en los cigarrillos convencionales.
El Gobierno, en base a toda la toda la evidencia científica disponible, ha de tomar las medidas adecuadas para impedir el uso de aditivos que aumenten la adicción de la nicotina.